quedar en blanco, etc., aunque puede que haya algo de verdad en esto ya que
la presencia de tanta ansiedad interfiere con los procesos atencionales,
recuperación del material almacenado en la memoria, etc.

El motor o comportamental: el niño
evita ir a la escuela o se escapa de ella. Las conductas componentes pueden
aparecer a través de una conducta negativista: no se viste o lo hace muy
lentamente entreteniéndose constantemente, no desayuna, no encuentra los
materiales de clase. Si se le obliga a ir se vuelve a casa, o no asiste a la
clase, deambulando por el recinto escolar o escapándose. Si se le lleva a la
fuerza, grita, llora, patalea, tiembla, se agarra a la madre o al padre en el
momento de la separación. Y si, por el control de los padres y profesores, ha
de permanecer en clase, su conducta puede ser altamente perturbadora, bien de
una forma activa o pasiva.
El psicofisiológico: se pone
de manifiesto a través de una importante activación vegetativa, dependiente del
Sistema Nervioso Autónomo, en su rama Simpática: sudoración de las manos o todo
el cuerpo, tensión muscular elevada, sensaciones de mareo o desmayo, dolores de
cabeza, dolores de estómago, vómitos, diarrea, necesidad constante de orinar,
taquicardia, etc. y es habitual encontrar problemas relacionados con la
alimentación y el sueño.
El cognitivo-experiencial: el niño
manifiesta su negativa a ir al colegio. Y muy especialmente se dan una serie de
pensamientos e imágenes negativos sobre situaciones escolares. El niño suele
anticipar una serie de consecuencias negativas o desfavorables tendiendo a
evaluar negativamente las propias capacidades o situaciones: le van a preguntar
y le pondrán mala nota, el examen será muy difícil, hará el ridículo, se va a
quedar en blanco, etc., aunque puede que haya algo de verdad en esto ya que la
presencia de tanta ansiedad interfiere con los procesos atencionales,
recuperación del material almacenado en la memoria, etc.
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